Algunos días de este mes nos cuesta un poco madrugar y ponernos en marcha. A veces se nos solapan las noches con las mañanas y apenas tenemos tiempo para disfrutar de la familia, de la soledad, de nuestros espacios íntimos o de un simple paseo para comprar el pan. No os vamos a engañar, siguiendo el ritmo que impone diciembre hay cosas que se echan de menos. Abrimos la persiana cada mañana y resoplamos, poco a poco vamos tomando el pulso a la primera hora, quizá un café mientras reponemos, contestamos correos y atendemos a los más madrugadores. Seguís llegando y el cansancio se disipa, hablamos, nos enseñamos fotos, discutimos sobre tal o cual modelo de cámara y llega siempre ese momento en el que entendemos el pacto que tenemos con vosotros y ya no hay quien nos pare. Porque de eso se trata La Peliculera, de ser fieles al pacto entre amigos que comparten pasión, de construir entre todos ese salón un poco decimonónico y un poco posmoderno en el que puede suceder cualquier cosa. Vuestras visitas, el ritmo que nos exigís, aunque a veces se haga complicado de seguir, es el motivo para seguir adelante. Para creer en lo que hacemos y en lo que somos.
Sin esas conversaciones, sin ese intercambio de consejos y de ideas, no tendríamos identidad y sin identidad no somos nadie. Nuestra tienda aspira a tener carácter, imperfecciones, virtudes únicas, aspira a lo orgánico, a lo insustituible, al crecimiento a través otros y otras, en definitiva, a romper de forma drástica con el modelo de negocio basado en la productividad a costa del alma.
La Peliculera es tan grande y tan pequeña como quienes la hacemos, a un lado y al otro del mostrador, puede que las grandes superficies o el monstruo logístico que empieza por “A” sean capaces de ofrecer precios inferiores a los nuestros en algunos artículos, pero eso es todo lo que pueden hacer. Campañas.
En La Peliculera somos fuertes en nuestra fragilidad, somos personas que intentamos construir algo hermoso, así de sencillo, vindicamos la belleza de lo único y lo pequeño. No se trata de competencia, se trata de decencia, de hacer honor a un pacto entre personas que se miran a los ojos, de esa sonrisa mutua cuando un carrete sale precioso, de las risas durante los cursos, del entusiasmo cuando acertamos a recomendar la cámara que necesitáis, de toda esa complicidad en torno a lo que amamos, de toda esa diversión y de las fotos tan bonitas, tan graciosas y tan tristes que vamos a hacer con estas luces de navidad inundándolo todo.
Nada va a salvarnos de este mundo áspero que se acerca que no sea la colaboración, el apoyo mutuo y la confianza.
Desde La Peliculera os invitamos a romper la dinámica uniformadora, a hackear a la gran niveladora del mercado y a demostrar que en un mundo que parece abocado al desastre de la frialdad, las personas y las ideas importan y deben ser celebradas.
La Peliculera es tan grande y tan pequeña como quienes la hacemos, a un lado y al otro del mostrador, puede que las grandes superficies o el monstruo logístico que empieza por “A” sean capaces de ofrecer precios inferiores a los nuestros en algunos artículos, pero eso es todo lo que pueden hacer. Campañas.
En La Peliculera somos fuertes en nuestra fragilidad, somos personas que intentamos construir algo hermoso, así de sencillo, vindicamos la belleza de lo único y lo pequeño. No se trata de competencia, se trata de decencia, de hacer honor a un pacto entre personas que se miran a los ojos, de esa sonrisa mutua cuando un carrete sale precioso, de las risas durante los cursos, del entusiasmo cuando acertamos a recomendar la cámara que necesitáis, de toda esa complicidad en torno a lo que amamos, de toda esa diversión y de las fotos tan bonitas, tan graciosas y tan tristes que vamos a hacer con estas luces de navidad inundándolo todo.
Nada va a salvarnos de este mundo áspero que se acerca que no sea la colaboración, el apoyo mutuo y la confianza.
Desde La Peliculera os invitamos a romper la dinámica uniformadora, a hackear a la gran niveladora del mercado y a demostrar que en un mundo que parece abocado al desastre de la frialdad, las personas y las ideas importan y deben ser celebradas.
Seguid poniéndonos a prueba cada día, seguid haciéndonos crecer y creced con nosotros, va a ser precioso conseguirlo.
Feliz navidad.
Feliz navidad.
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