Am I in the picture? Am I getting in or out of it? I could be a ghost, an animal or a dead body, not just this girl standing on the corner…?
En el libro de Tulia Guisado, Estudio sobre Noviembre la poeta se hace la siguiente pregunta «En la poesía puede hablar el yo poético.¿Qué habla aquí? ¿Dónde esconderse?»
y continúa «¿Pertenezco ya más a mis sueños que a mi misma?
Abandono el yo poético. Porque es una máscara. Aunque esa máscara sea yo.»
De la misma manera me pregunto yo ¿Quién era Francesca Woodman?
Siempre se habla de ella en retrospectiva; se suicidó tirándose desde un edificio a la edad de 22 años, un 19 de enero de 1981, después de ser rechazada para una beca, después de que le hubieran robado la bici y después de una serie de crisis emocionales desencadenadas por una ruptura sentimental; fue una fotógrafa prolíficadesde los 13 años, con más de 800 fotografías de las que sólo se han publicado 120; fue hija de un pintor y de una ceramista, nacida en Colorado en 1958 y de los que obtuvo una exquisita educación artística que le valió desarrollar precozmente una carrera artística.
Sin embargo quién era sólo pueden revelárnoslo sus fotografías, donde se desnudó verdaderamente para nosotros, y no nos mostró nada. Sólo nuestro reflejo.
“I feel like I am floating in plasma
I need a teacher or a lover
I need someone to risk being involved with me.
I am so vain
and I am so masochistic.
How can they coexist?”
De todas las fotógrafas me interesa Francesca por su paralelismo a como yo entiendo la fotografía-a la misma razón por la que yo empecé a crear mi espacio fotográfico con las cámaras réflex y las compactas en el periodo 2000-2010- para recrear el mundo interior y para explorar el mundo que se construye ante nosotros al crecer; la violencia de las emociones y de la propia vida.
En este sentido Woodman aparece como una inspiración, como una Ofelia moderna que pese al arquetipo permanece volátil, se esconde, se retuerce; nos mira.
Para ella, la creación y la vida parecían componerse de la misma sustancia, de la misma materia. Habiéndose criado con dos padres artistas (y un hermano ídem) la convivencia con el arte era una cuestión que llevaba con absoluta naturalidad, su acto, su yo poético parecía pertenecer a su vida como un aspecto más.
Con Francesca es inevitable sentir esa dualidad entre la creación, el creador y la obra, entre la narración de la vida, incluso en sus aspectos viscerales, incluso en su caída final que recuerda a la caída de otros artistas.
La disposición de su cuerpo recuerda a los juegosinfantilesy su juventud actúa de espejo de nuestra juventud, al descubrimiento sobre nuestro propio cuerpo, en el que el propio proceso es lo más importante; Así lo describiría Cindy Sherman «Su proceso de creación era más parecido al de un pintor que al de un fotógrafo por la inmediatez de sus acciones»
En una de sus fotografías más famosas, cuenta su madre Betty Woodman que Francesca había esparcido harina sobre el suelo de aquel salón abandonado y se había tumbado sobre el polvo, dejando su figura sobre el suelo blanco.
En el video -la performance queda grabada- podemos ver a Francesca levantarse del suelo y oírla una vez que ha contemplado como su figura ha quedado impresa en la harina.
how cool dice.
A menudo se ha interpretado la creación fotográfica de Francesca como una representación feminista de ese cuerpo ausente femenino
Como dice Maite Garbayo Maeztu «En estas acciones puede interpretarse una especie de precariedad inherente a la presencia como sujeto del cuerpo femenino, como si esa presencia nunca estuviese garantizada, como si hubiera una tensión constante entre la necesidad de aparecer y el deseo de esconderse de alguien o de algo: de desaparecer.»
Y en cierta manera representa, de nuevo canaliza, las inquietudes de los artistas de la época, como Ana Mendieta y la propia Cindy Sherman.
Su cuerpo en posición de crucifixión colgado del quicio de la puerta
su cuerpo atravesando la chimenea de una casa abandonada
su cuerpo como ausencia; ya borroso
su cuerpo que sale y entra
que aparece y desaparece, fantasmal.
Am I in the picture? Am I getting in or out of it? I could be a ghost, an animal or a dead body, not just this girl standing on the corner…?
La fotografía de Francesca no puede interpretarse salvo como un juego, como un descubrimiento. De la misma manera en la que se escribe para aprender -de uno mismo, de los demás- Francesca libera todo su potencial colocando su cuerpo, experimentando, jugando con los distintos medios y sus efectos. Siendo en definitiva una artista.
“This action I forcesee
has nothing to do with melodrama
It is that life as lived by me now is a series of exceptions…
I was (am?) not unique but special.
This is why I was an artist…”
Uno puede estar años hablando y teorizando sobre sus influencias: las fotografías de Duchamp y Georgia O’Keeffe; del futurismo italiano y de la obra de arte de Malevich del primitivismo y el constructivismo; de la búsqueda permanente de Serra y de los artistas del siglo XX en su experimentación con el espacio sin llegar a la pureza de lasimágenes que hablan por si mismas, de nuestra propia presencia y de nuestra futura ausencia.
Francesca Woodman era un ser tremendamente poderoso y un ser tremendamente frágil, frágil a la mirada de los demás, a la que se exponía y se ocultaba; sus imágenes, son la prueba de lo que a mí me hubiera gustado expresar en mis primeras fotografías, la razón por la que sigo experimentando con ellas.
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